En este inmortal poema de
aliento lírico, por su capital relevancia, juvenil y pasional, brilla la
belleza del AMOR, nacido de nuestra consistencia biográfica y no un liviano
erotismo. Los detalles quedan elevados a la plenitud; no necesitamos levantar
las manos hacia los astros ni incrementar el fulgor de sus expresiones con
alma; lenguaje el suyo de altos vuelos con una musicalidad intrínseca en su
pecho como un nidal de trinos. Seguimos buscando el ADN de su significación;
sin él somos incapaces de vivir y relacionarnos; nada le sobra; su vitalidad
rezuma polisémica en sus metáforas y gestos, aunque no acertemos a precisar las
raíces profundas que le sostienen.
...Y un consejo final al lector: si
logras adentrarte en la espesura de El
Cantar de los Cantares, libro del espíritu para los espíritus, deja
que te resuenen y se graben sus palabras en tu interior; muy poco será lo que
tú puedas añadir; seguro que volverás a repetir tu aventura.