Sumergir sólo el cuerpo en el lago salado de las discotecas, dando bandazos por los tropezones de la música rock, como si mareado fuera el señorito, o borracho tu cuerpo camarada currante, con tu boina de pueblo y alucine en las baldosas de luz... hasta que mueres fusilado por dos mil fogonazos al minuto.
NÁUFRAGOS DEL AIRE
[Podría decirte la mañana,
regalarte una daga sedienta de esmeraldas,
cerrar los poros vacíos de la sangre,
ininterrumpida cuenca,
donde se alojan reflejados en un pomo
todos los náufragos del aire.
Podría coronar a las sirenas con muérdago,
esperar a que el sol deponga su actitud remota
junto a los lagos,
junto a la desolada miseria demostrada,
pero se inclina la lluvia sobre ti
como la memoria tajante
jamás recordará.]